«Sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea.»
Tengo miedo. Me he equivocado muchas veces en muchos aspectos de mi vida, pero en el asunto laboral tengo la sensación de nunca haber tomado una buena decisión y ahora temo que esto sea otra de esas.
El inicio de esta decisión está ya muy cerca, cada vez es más real y sinceramente, estoy aterrada.
En un mismo día pienso que soy valiente, que de esto va a salir algo bueno, que por fin voy a intentar ser feliz en el ámbito laboral, que yo puedo, me voy a esforzar muchísimo, voy con todas, ¡esta es la mía!
A las horas, bueno, ya sabéis sobre todo a qué horas, a esas en las que te viene a la cabeza la cagada que hiciste en 2005, cuando el silencio lo ocupa todo y tus músculos están relajados y casi puedes escuchar tu voz sin abrir la boca. En esas horas, me autosaboteo; y si esta es otra fantasía, quizás debería estudiar unas oposiciones, y si te quedas sin dinero, tampoco eres tan joven, como gastes todo para volver a lo mismo…
Sí, ahí está de nuevo, esa voz en blanco y negro que todo lo sabe, apareciendo de nuevo para juzgarte y darte lecciones, como si las veces que le hiciste caso hubieran salido mejor… Una amiga le pone nombre a esa voz horrible que siente culpa y miedo por todo, a mí se me representa un nombre de señora de pueblo del pasado, tipo Doña Hurraca.
Entiendo que todo proceso de cambio genera todo esto, y más cuando vas un poco en contra de lo que se supone que debes estar/tener a tu «edad».
La próxima semana seré una cuarentona asistiendo a clases de nuevo, creo firmemente que cualquier proceso de cambio requiere formación e inversión como ya dije anteriormente. Iniciaré un Máster en Diseño visual, voy a perseguir mi sueño de ser una artista con una mirada más amplia y profesionalizada, voy a creer en eso de que nunca es tarde, aunque suene manido y consolador.
En la próxima entrada, os contaré mis sensaciones, ¡deseadme suerte!
RENOVARSE A LOS (CASI) 40 
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