Siempre he tenido miedo a acabar atrapada en una vida que no quiero.

Como os podéis imaginar, esto va de crisis existencial a una edad en la que no eres lo suficientemente joven como para que no asuste el cambio, ni lo suficientemente mayor para poder conformarte, ya que aun queda más de la mitad de tu vida laboral.

Soy, somos, de esa generación que nos dijeron que si teníamos una carrera tendríamos un buen trabajo, estudiamos en una época en la que no existía aun muchas de las profesiones que hoy en día más se solicitan. No sabíamos lo que era un Community Manager, ni un project Manager, ni un influencer … nos dijeron que ser maestra, médico, abogada, o fontanero es lo que había que hacer.

Estudié algo que realmente nunca me interesó, soy Maestra de Educación Infantil. Yo quería estudiar bellas artes, pero en el 2002 eso era una profesión que o te hacías maestro o no se “comía”, y ahí estaba yo, con 18 años, cuyo mayor interés era poder irme a vivir con mis amigas a un piso de estudiantes, y la rebelde sin causa, se dejo influenciar por lo que decían a su alrededor y en unos meses estaba aprendiendo canciones infantiles y coloreando cartulinas… No, realmente, no era lo que había soñado.

Acabas la carrera, empiezas a trabajar en servicios para poder pagar el alquiler, llega la primera de las muchas crisis que nos tocaría vivir, la del 2008, y trabajas de lo que sea por que es lo que hay.

Cuando acabé intenté recuperar mi sueño, y me apunté a la Escuela de Arte, eso si que me gustaba, sonrío pensando el primer día que entré por la puerta. Pero pronto me di cuenta, que no contaba con el dinero suficiente para invertir en cámaras, material y pagar el alquiler con un sueldo, con alguna ayuda de mis padres, de camarera que ganaba trabajando en una cadena mexicana.

Y abandoné, y hice lo que se suponía que tenía que hacer, lo que se considera el mayor éxito en este país, opositar. Aprobé, y por qué no decirlo, me siento orgullosa de eso, porque me las preparé con un libro estudiando por mi cuenta. Pero como os he dicho antes llegó la crisis del 2008, no corrían las bolsas y nunca me llamaron para cubrir alguna baja. Llego el 2010, me volví a presentar, suspendí una parte y fin. Estas fuera. Todo tu esfuerzo anterior es borrado del sistema en un click.

Así que sigues, ¿Que ibas a hacer sino? Y empecé a trabajar de teleoperadora, y se me daba bien y después de dar muchas vueltas, caigo en una empresa en la que estoy a gusto y me pagan bien y me acomodo y cuando me doy cuenta, estoy escribiendo 2022 en la agenda y han pasado casi 10 años.

La empresa hace cambios, un día estás recogiendo tu escritorio y apuntándote al desempleo. Lo que en un principio veía como una oportunidad, luego se hace pesado, porque el mundo laboral sigue siendo precario y abusivo.

Y aquí estoy, con casi 40, empezando de nuevo, aquí empieza el camino que voy a compartir con ustedes.

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